| Sumario: | Informe completo acerca del estado que guarda la Biblioteca Nacional en noviembre de 1918, el cual dirige el subdirector encargado de la Dirección del establecimiento, Juan B. Iguíniz, al rector de la Universidad, [Juan N. Macías]. Iguíniz propone una serie de reformas a partir del análisis detenido de las diversas áreas que componen el establecimiento. Entre otras considera que sería de suma importancia atribuir a los empleados encargados de los Departamentos las facultades administrativas necesarias para regular la disciplina del personal a su cargo, así como disponer lo necesario para elaborar el Reglamento interno de la institución; asimismo señala que reorganizar el establecimiento no significaría necesariamente aumentar el número de empleados, ni siquiera mantener el actual, ya que podría reducirse el número de empleados ofreciendo mejores sueldos y obteniendo a cambio mejor calidad en el trabajo, ya que la baja capacitación de sus empleados es uno de los principales problemas de la Biblioteca. En razón de esto último es que le parece más deplorable el cierre de la Escuela Nacional de Bibliotecarios y Archiveros, por "personas profanas en la ciencia de la biblioteconomía [que] consideraron inútil y hasta nociva al erario la naciente institución, [quienes] animados por fines nada sanos la obstruccionaran hasta hacerla desaparecer en junio del presente año". Finalmente, son importantes sus consideraciones acerca del problema de los ejemplares de obras duplicados en el acervo; acerca del mismo dice que la salida más conveniente es fomentar el canje de las obras que carecen de todo mérito, aún del tipográfico, y que existen repetidas hasta en 200 ejemplares, guardando de ellas sólo tres ejemplares de entre los que se encuentran en mejor estado de conservación.
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